La atención es un proceso de la mente que le permite percibir en forma correcta el mundo en el que se mueve una persona y la información que del mismo recibe y también los estímulos internos. Qué es la atención, según la psicología.

Lo que conocemos como atención, de la cual los científicos han determinado cinco tipos, se refiere al estado de observación y de alerta que le permite a una persona tomar conciencia de lo que ocurre en su entorno. Y también, de los estímulos que le da su propia mente y organismo.

Según el Centro de Psicología de Madrid, es una función cognitiva que genera que se enfoque de manera activa o pasiva, voluntaria o involuntaria, el interés y la consciencia hacia un estímulo o acontecimiento, que puede ser interno o externo.

Los profesionales españoles continúan explicando que la atención precede a la percepción y a la acción, ya que realiza una selección entre todos los estímulos que se dan en un momento concreto.

“Es decir que opera filtrando las señales sensoriales y dirigiendo el interés de la persona hacia una fuente particular de estimulación. La atención está estrictamente relacionada con tres funciones de base de la mente: la consciencia, la vigilia y las emociones”, aclaran.

En otras palabras, la atención es la capacidad de generar, dirigir y mantener un estado de activación adecuado para el procesamiento correcto de la información. Esta información no solo se refiere a un estímulo externo, también puede ser sobre algo de la persona, como una emoción o algún síntoma físico.

La atención es clave para la vida de los seres humanos y su relación con el mundo, en los ámbitos laborales y personales. Permite, además, que no solo ponga el foco en lo que le importa o necesita para su vida, sino que descarte lo que no es para nada relevante.

Hay algunas características que los psicólogos definen alrededor de la atención.

Por un lado, la cantidad de información que alguien puede atender al mismo tiempo y la cantidad de tareas que se pueden realizar de forma simultánea. Esto no solo es limitado, sino que varía mucho entre una y otra persona.

También hablan de la intensidad que se le presta a cada tarea. Así todos pueden hacer algunas cosas en forma casi automática – como vestirse por la mañana o ducharse – y otras – como hacer una presentación en el trabajo – exigen altos recursos atencionales.

Existe algo también que se llama el “desplazamiento de la atención”. Esto explica cómo va cambiando el foco de una cosa a otra, de un evento a otro, principalmente cuando se están haciendo varias cosas al mismo tiempo. Muchas personas pueden hacer esto de forma fácil, para otras es más complejo.

Por último hablan de cinco tipos de atención: la sostenida, que implica poner el foco durante un tiempo largo; la selectiva que permite centrarse en algo sin distracciones; la alternante, que es la capacidad de cambiar el foco de una tarea a otra; la dividida y la focalizada, que es la habilidad para centrar diferentes niveles de intensidad de atención sobre un estímulo.